LA CULTURA DEL FEMINISMO (Parte I)

Estamos en Edificada en Cristo, hoy comenzaremos una nueva reflexión acerca de la cultura del Feminismo.

En esta serie quiero abordar en una forma sencilla la cultura y el enfoque de la vida que ha dejado como consecuencia el feminismo y juntas vamos a distinguir y examinar nuestros propios enfoques para así anhelar y rendirnos al buen plan que Dios tiene para nosotras.

(Para comenzar vamos a hacer una…)

Definición Feminismo

En la actualidad es posible definirlo como un conjunto heterogéneo de ideologías y de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad entre hombres y mujeres.

(ahora cual es el …)

Origen del feminismo

Aunque te parezca extraño, la cultura del feminismo tuvo su origen en el Edén, cuando Eva decidió convertirse en su propia autoridad y confiar en su propia verdad, cuando tomo la iniciativa de escuchar a la serpiente.

El pecado invirtió el orden de los roles que Dios había establecido para el hombre y la mujer y ambos a causa de la caída hasta el día de hoy poseen la tendencia de tomar posiciones que no le corresponden.

El feminismo, en sus primeras etapas en el siglo XIX, más que nada estaba centrado en la igualdad jurídica, y fue mutando hacia un movimiento más radical que es lo que vemos en algunos países en la actualidad.

Debemos reconocer que los derechos civiles y jurídicos han ayudado a la mujer en el reconocimiento laboral, económico y de propiedad, y también han sido un aporte en detener hasta cierto punto los abusos físicos y sicológicos que han sufrido muchas mujeres a través de la historia.

Recalco que el abuso de poder entre hombres y mujeres no es el plan de Dios para la humanidad, sino que la humanidad usando su capacidad de pecar ha provocado mucho mal. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es anunciar el evangelio de Cristo para que los hombres y las mujeres cambiemos nuestros corazones y nos tratemos a la manera de Dios.

El movimiento de la liberación femenina tomó un mayor auge a inicios de los 60, mientras el mundo respiraba un aire revolucionario, las mujeres siendo un estrato social poco favorecido también se unieron al fervor de protesta por sus derechos.

En el concepto más básico ellas luchaban a favor de la igualdad de roles y derechos entre el hombre y la mujer.

Sin embargo, lo que se fue gestando es que ellas querían ser dueñas de sí mismas, querían igualdad en el mercado laboral, no querían ser amas de casa. Buscaban actuar independientemente de los hombres, tener el control de la natalidad, la legalización del aborto, todo lo que quitara el peso del hogar,  la maternidad y el cuidado de los niños sobre sus hombros. Ellas luchaban por ser soberanas en sus decisiones y preferencias.

Este movimiento fue plantando sus bases a través de muchas pensadoras que a lo largo de las épocas fueron exponiendo las dificultades de las mujeres.

Durante los años 50, una mujer, filósofa, francesa, Simone de Beauvior propuso que para que las mujeres vivieran como seres humanos necesitaban demandar sus derechos, rebelarse colectivamente contra los hombres, y derrocar todas las estructuras sociales que hubieran construido los hombres y mantuvieran a las mujeres en servidumbre.  Ella animó a las mujeres a dejar sus hogares y destruir la visión tradicional del matrimonio, la maternidad y la moralidad.

Años más tarde, Betty Friedan se apoyó en este pensamiento y realizó un cuestionario para la reunión del 15 año aniversario de su promoción universitaria. Ella les preguntó a sus amigas cuáles eran sus niveles de satisfacción, siendo esposas, madres y amas de casa. Ella pudo ver el desencanto y descontento que reinaba entre ellas y eso le sirvió como premisa para escribir lo que se convertiría en una bomba, su libro “La mística de la feminidad”. En el cual ella plantea que había un problema que no tenía nombre y ese era que la infelicidad de la mujer se debía al rol que la “sociedad” le había impuesto. Ella proponía que la mujer debía cuestionarse y rebelarse contra la labor de ser madre y esposa y construir un mejor plan de vida que incluyera preparación académica, una carrera con el fin de lograr algo importante en la sociedad.

La ola fue creciendo y nace la tercera parte del feminismo ya más radical, a partir del año 1968 en París, donde los temas de reivindicación serán acerca del poder y la sexualidad.

El problema de la cultura del feminismo

La premisa fundamental del feminismo es que las mujeres deben confiar únicamente en su propia verdad personal, promueve que ninguna mujer debe someterse a ningún poder externo, incluida la Soberanía de Dios.

Esta ideología se contrapone con la verdad de la Biblia, dejando de lado el diseño de Dios. Sin embargo, nosotras sabemos que el hombre y la mujer no pueden autodefinir sus roles y mucho menos redefinirlos. La única verdad absoluta es la Palabra de Dios, no lo que ningún ser humano diga de sí mismo.

Betty Friedan obtuvo un diagnóstico correcto, pero la solución que propuso era totalmente errónea. La felicidad de la mujer no radica en su autorrealización o en el rol que desempeña, se encuentra solo en Cristo. No hay ser humano en el planeta que pueda llenar el vacío que todo ser humano tiene.

Cristo es el único capaz de llenarnos, y el único camino hacia la satisfacción plena. Por el poder del evangelio, tanto la mujer como el hombre, pueden retomar su diseño de creación y vivir una vida centrada en Cristo, desempeñando sus respectivos roles.

(cabe preguntarnos)

¿Nos afecta en algo esta cultura feminista?

Claro que nos ha afectado cuando vemos a las mujeres cristianas y no cristianas buscando su libertad y satisfacción en todo lo que las “libere” de los roles tradicionales con los que las mujeres han sido estigmatizadas.  Ellas viven como si fueran dueñas de sus vidas, pero hay algo que no pueden ocultar y es que están sobrecargadas jugando múltiples roles, exhaustas, deprimidas y si vamos al fondo en realidad no son felices. Los matrimonios no son estables y los niños están desatendidos, es como si las palabras de Friedan en su libro hubiesen sido proféticas:

“No hay forma alguna de que ningún hombre, mujer o niño escape de la naturaleza de nuestra revolución”. (dice ella)

Reconozcamos que la ausencia de las mujeres en sus hogares ha afectado terriblemente a toda la sociedad.

La solución:

  1. Rendirnos a La Soberanía de Dios

La única cura para esta horrible pandemia y para todas las distorsiones del corazón es el Evangelio. No se trata primordialmente de “corregir” los roles, porque estos no son el fin del ser humano, se trata de colocar a Dios en el trono de nuestras vidas y hacer de Su Palabra nuestra suprema autoridad.

Es tiempo de que volvamos a las Escrituras para conocer la verdad de Dios y vivamos para su gloria, no la nuestra. Solo de esa manera la mujer encontrará satisfacción y podrá asumir su papel dentro del hogar, la iglesia y en la sociedad, y solo así ella podrá vivir de una forma coherente con el Evangelio.

Reconozcamos que hemos recibido influencias a través de distintos medios que han permeado nuestros pensamientos y muchas hemos adoptado algunos aspectos de la cultura feminista, por eso debemos rendirnos a la Soberanía de Dios.

Cuando yo tenía unos 16 o 17 años planeaba mi futuro y uno de estos planes era que a los 25 años tendría un hijo, ni pensar en el matrimonio, claro, yo pensaba que a los 25 años ya sería independiente económicamente y podría hacerlo; sin embargo, a los 18 años conocí al Señor y ese plan paso al olvido. Por qué Dios tiene su propio plan para nosotras.

Debemos comprender que Dios es Soberano, justo y un gobernante amoroso de toda la tierra y somos Sus criaturas, Él es el alfarero y nosotros el barro, no podemos autodefinirnos.

Romanos 9: 19-21  Me dirás entonces: «¿Por qué, pues, todavía reprocha Dios? Porque ¿quién resiste a Su voluntad?». Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a Dios? ¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: «Por qué me hiciste así?». ¿O no tiene el alfarero derecho sobre el barro de hacer de la misma masa un vaso para uso honorable y otro para uso ordinario?

¿Podemos entonces luchar contra Dios? Por supuesto que no, Él es Soberano,  y nuestra perspectiva de la vida debe tener a Dios como centro, no a nosotras mismas. Podemos confiar en Dios, en su protección, por lo tanto, el plan de Dios para la mujer es perfecto, es el único que da como fruto el gozo, la plenitud, y cualquier modificación solo traerá más dudas, temores y angustias.

¿Te da temor rendirte a Dios? Hermana, Su plan es el único que nos satisfará, quizás lo has intentado en algunos aspectos y no has obtenido respuesta en tu esposo obstinado o con la gente con que te desenvuelves.

Sin embargo, Dios hace todo para bien de sus hijos, aunque esto incluya dolor y rechazo, y sobre todas las cosas tenemos el Espíritu Santo que nos impulsa a ir hacia la Palabra de Dios, que nos sostiene, que nos consuela, no estamos solas con nuestras propias fuerzas luchando en las distintas áreas de la vida.

Romanos 8: 28 Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.NVI

Pídele a Dios, Confía en Dios, déjale todo en Sus manos.

(La segunda solución)

  • Adquirir la Sabiduría de Dios y experimentarla

El deseo de una cristiana es adquirir la Sabiduría de Dios y vivirla, para así escapar de estas influencias, esta es la libertad que nos dio Jesucristo, libertad del pecado, de filosofías, de estilos de vida impuestos por la sociedad, formas de pensar erróneas, pensamientos sutiles,  como dice en Colosenses.

Colosenses 2:8 Miren que nadie los haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo.

Para estar seguras entonces, vamos a buscar la Sabiduría de Dios, recordemos que Él es la fuente completa de ella, no hay otro lugar donde buscarla, te recuerdo algunos conceptos de Dios acerca de la Sabiduría.

  • El temor a Dios comienza con Cristo, comienza con el arrepentimiento, no nos confundamos, los expertos pueden dar muchas pautas de vida, pero la única verdad confiable está en Dios.

Proverbios 1: 7 El temor del Señor es el principio de la sabiduría;

1 Corintios 1:24 Sin embargo, para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios.

(otro concepto para recordar)

  • La vida sin Dios en el centro no tiene objetivo, es vacía.

Salmos 127:1 Si el Señor no edifica la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si el Señor no guarda la ciudad, En vano vela la guardia.

Eclesiastés 12:13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.RV60

(y por ultimo)

  • La Sabiduría de Dios se muestra en la conducta, la cual se alinea con Dios mismo, con Su propósito

Romanos 3: 13 ¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.

Santiago 3:17 Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía.

Esto es lo que produce la Sabiduría de Dios, mansedumbre, pureza de mente, paz, amabilidad, disposición a ceder, misericordia.

Cuando reflexionemos en estas características pensemos en Cristo, Él es todas estas características, enfocate en la humildad, rindete, deja de luchar por tus deseos y reemplazalo por lo que Dios quiere.

Para terminar un texto que nos enfoca en lo correcto y nos anima a salir de la cultura imperante

Romanos 12: 2 Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.

Las cristianas nos enfocaremos en Dios. Esto es lo que intentaremos hacer en los siguientes episodios, síguenos para identificar como nos ha afectado esta forma de ver la vida y ser Edificada en Cristo.

Feminismo para principiantes, Betsy Gómez https://www.avivanuestroscorazones.com/joven-verdadera/blog/feminismo-para-dummies/

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