LA MUJER CRISTIANA (Parte II)

En la sesión anterior vimos que es Dios el diseñador y creador de las cualidades femeninas que nos caracterizan y que Él define quienes somos para Su Gloria, ese es nuestro propósito. También vimos que la relación varón-mujer refleja la relación de la Deidad (Padre-Hijo-Espíritu Santo).

En esta sesión veremos algunas de estas cualidades femeninas y como las podemos desarrollar sin temor a ser inferiores.

La feminidad bíblica

            Nuestra feminidad pone de manifiesto cualidades de Dios, y, por lo tanto, esto nos llena de dignidad y valor, sin embargo, cuando el pecado entró al mundo, este respeto por la dignidad entre los hombres y mujeres se fue perdiendo y rompe el corazón ver a mujeres o a hombres siendo tratados como seres inferiores. La rivalidad, la manipulación, el lenguaje abusivo constituyen un ataque a la imagen de Dios.

            En cambio, en Génesis 1: 26-31 encontramos 12 indicadores de igualdad entre el hombre y la mujer:

1. Ambos fueron creados para la gloria de Dios (1:26; Is. 43:7).

2. Ambos fueron llamados ‘adam’ (1:26-27; 5:2).

3. Ambos fueron creados por la mano de Dios (1:27).

4. Ambos fueron creados a la imagen de Dios (1:26-27).

5. Ambos fueron hechos a semejanza de Dios (1:26).

6. Ambos son bendecidos por Dios (1:28).

7. A ambos se les encomendó que fructificaran y se multiplicaran (1:28).

8. A ambos se les dio dominio sobre la tierra (1:26, 28).

9. Ambos son receptores de la provisión de Dios (1:29).

10. Ambos tienen una relación personal con Dios (1:28; 3:8-13).

11. Ambos son responsables ante Dios (1:28; 3:11-13).

12. Ambos son coherederos de la gracia de la vida (1:27; 3:15; 1 P. 3:7)[1].

            Ante esta enseñanza, ¿Podríamos sentirnos desvalorizadas? ¿Necesitamos que el mundo, la sociedad, los movimientos feministas, definan nuestra identidad y valor? Por supuesto que No, Dios ya nos ha dado un valor y una identidad única, inigualable, perfecta, divina. Ahora, somos nosotras las mujeres cristianas, las que debemos resaltar estas cualidades hermosas que Dios nos da, veamos algunas de ellas.

La delicadeza es parte integral de lo que significa ser mujer[2].

1 Pedro 3: 7 Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas.(NBLA)

1 Pedro 3:7 De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes.(NVI)

La biblia describe a la mujer como “frágil” o “delicada”, el comentarista Grudem (1988, 152) sugiere tres interpretaciones simultáneas de la referencia a la mujer como el “vaso más débil”, dice que en todo caso se trata de “cualquier tipo de debilidad de la que habría que advertir a los maridos que no se aprovechen”: (1) menos fuerza física, (2) la diferencia respecto a la “autoridad en el matrimonio”, y (3) “mayor sensibilidad emocional” (en el sentido de que “las esposas son a menudo más propensas a ser heridas profundamente por conflictos dentro de un matrimonio, o por un comportamiento desconsiderado”).

Este término de ninguna manera implica la inferioridad de las mujeres o debilidad, sino que las mujeres son física y emocionalmente más tiernas y más susceptibles a ser heridas. En 1 Pedro vemos que Dios espera que el hombre trate a la mujer de distinta manera a como trata a un hombre, no obstante el mundo ha programado a las mujeres para menospreciar la delicadeza y se nos anima a ser duras, incluso anima a los varones a tratar de manera ruda a las mujeres.

Dios enseña algo totalmente distinto, no debemos avergonzarnos de esta característica que nos hace ser diferentes, únicas y hermosas, Dios nos diseñó así para mostrar esta cualidad de Él mismo.

Desarrollar fuertes vínculos interpersonales es parte integral de lo que significa ser mujer[3]

El instinto de la mujer para estrechar vínculos es muy fuerte y está directamente relacionado con la hormona llamada oxitocina, la cual fomenta vínculos emocionales y relacionales que se elevan en el periodo del parto y la maternidad. Fuimos creadas con este deseo de relacionarse, somos más atraídas hacia el romance y a las relaciones profundas con la familia, niños, vecinos, amigas, etc.

Génesis 2: 18-20 Entonces el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada». Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría. Como el hombre llamó a cada ser viviente, ese fue su nombre. El hombre puso nombre a todo ganado y a las aves del cielo y a todo animal del campo, pero para Adán no se encontró una ayuda que fuera adecuada para él.

1 Corintios 11:8-9 Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre. En verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre.

En Génesis 2 dice que Dios creó a la mujer “para él”, para el hombre. 1 Corintios recuerda que la mujer fue creada a “causa del hombre”, lo que implica que fue diseñada para asistir al varón, como su “ayuda idónea o adecuada”.

            Pareciera que todo esto tiene implicancias negativas, ya que el hombre podría tener licencia  para usar y abusar de la mujer a su voluntad, pero la enseñanza de Dios no apoya este concepto, recordemos que la enseñanza de Dios en cuanto al trato del hombre hacia la mujer es siempre de manera suave y amable, como a vaso frágil, todo lo demás es pecado.

            El ser diseñada para el hombre, no significa que la mujer “necesita” tener un esposo para ser completa, tampoco quiere decir que “solo” un hombre puede satisfacer sus necesidades, es tiempo de comprender que Cristo es el único que puede satisfacer nuestros anhelos más profundos y, por lo tanto, las expectativas que tengamos respecto a nuestros esposos son ideales, recordemos que somos dos personas llenas de flaquezas, imperfecciones y, en consecuencia, nuestra relación también debe ser redimida y puesta bajo Cristo.

Terminando esta sesión hemos resaltado dos características que nos diferencian del varón, que son la delicadeza y desarrollar vínculos. Mujeres, no despreciemos estas cualidades, si no desarrollémoslas para el servicio de la Iglesia y de nuestras familias.

Síguenos en el siguiente episodio para indagar más acerca de La Mujer Cristiana (Parte III) para ser Edificada en Cristo.


[1] Mujer Verdadera 101, Diseño Divino, pág. 38. Nancy Leigh Demoss, Mary Kassian.

[2] Mujer Verdadera, 101, Diseño Divino, pág. 76-79. Nancy Leigh Demoss, Mary Kassian.

[3] Mujer Verdadera, 101, Diseño Divino, pág. 80-83. Nancy Leigh Demoss, Mary Kassian.

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