DIOS, MI REFUGIO (Parte I)

Estamos en Edificada en Cristo (hoy comenzamos una nueva Serie “Dios, mi Refugio”)

La vida está llena de sobresaltos, dolores, frustraciones, decepciones, engaños y verdaderos terremotos que asolan nuestra fe, donde se pone en juego lo que creemos, pero sabes, las cristianas tenemos un castillo fuerte donde refugiarnos, en esta serie aprenderemos a refugiarnos en Dios.

NUESTRO MUNDO DE CABEZA

Pienso que todas hemos pasado una o dos circunstancias en la vida que han sido cruciales en nuestra fe, una enfermedad crónica, un divorcio inesperado, adulterio de parte de tu esposo, quiebra económica, la muerte de un hijo, la muerte de tu madre si eres una joven, el abandono del esposo, podría seguir con hechos reales muy duros de sobrellevar. Son situaciones que realmente ponen nuestro mundo de cabeza.

Son circunstancias que realmente ponen a prueba nuestra fe, que ponen a prueba el amor y el perdón, y todas aquellas cosas que probablemente sabíamos teóricamente.

En medio de esta agitación donde uno piensa que no sobrevivirá, encontramos el Salmo 46, quiero que lo leas  y medites una y otra vez para que empieces a empaparte de estas verdades que encontramos en él. Vamos a leerlo aquí también

Salmo 46

Para el director del coro. Salmo de los hijos de Coré, compuesto para Alamot. Cántico.

1 Dios es nuestro refugio y fortaleza,

Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

2 Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios,

Y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;

3 Aunque bramen y se agiten sus aguas,

Aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Selah)

4 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios,

Las moradas santas del Altísimo.

5 Dios está en medio de ella, no será sacudida;

Dios la ayudará al romper el alba.

6 Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos;

Dio Él Su voz, y la tierra se derritió.

7 El Señor de los ejércitos está con nosotros;

Nuestro baluarte es el Dios de Jacob. (Selah)

8 Vengan, contemplen las obras del Señor,

Que ha hecho asolamientos en la tierra;

9 Que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra;

Quiebra el arco, parte la lanza,

Y quema los carros en el fuego.

10 Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios;

Exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.

11 El Señor de los ejércitos está con nosotros;

Nuestro baluarte es el Dios de Jacob. (Selah)

Espero que esta serie te ayude a preparar tu corazón para enfrentar las tribulaciones actuales o las que vendrán.

Haremos un repaso general de este  Salmo, primero, Dios está en el centro. Todo es acerca de Él. Sí, hay tormentas, sí, hay problemas, sí, hay desastres, sí, hay terremotos y tsunamis y reinos enfurecidos y tambaleándose, y de todo esto se habla en este pasaje.

Pero mientras  leemos el salmo, la cosa que llama nuestra atención es que Dios es el centro de todo. Él NO está ausente; Él está allí, Él está en el medio de todo.  Él no es un Dios distante, Él está ahí. Está presente. Y Él es mencionado por nombre. El enfoque del salmo está en Él. Y vemos la centralidad de Dios en la manera que diversos comentaristas bosquejan el salmo, en las tres estrofas, las que se separan entre cada Selah, que es un tiempo de pausa, para meditar un momento.

El salmo puede llamarse también salmo de confianza, en el sentido de que expresa la confianza en Dios en medio de una gran agitación. La presencia de Dios asegura a su pueblo la protección contra sus enemigos. El salmo se caracteriza por un estribillo repetido que pone de relieve el mensaje principal: Yahvé Todopoderoso está con nosotros; el Dios de Jacob es nuestra fortaleza (vv. 7, 11).

Al ver la centralidad de Dios notemos sus nombres aquí:

  1. Dios, Elohim: v 1,4,5,7 el fuerte, el poderoso, el que trasciende, quien es mayor que las montañas, mayor que cualquier tormenta, mayor que los problemas. Cinco veces vemos que se refieren a Dios de esta manera.
  2. El Altísimo: El·yôn v4 Este es el nombre que enfatiza la fortaleza de Dios, Su soberanía, Su supremacía. Él es Altísimo, El que está sobre toda cosa, Elyon.
  3. Jehová (El Señor) Yahvé, v 7,8,11 El Existente, es el nombre de pacto de Dios, el nombre personal de Dios… El Dios que existe en sí mismo y que se da a conocer a Su pueblo.
  4. “El Señor de los ejércitos está con nosotros” v 7,11 Jehová Sabaot, el Señor de los ejércitos. Es un título militar para Dios. El que lo describe como el comandante de todos los ángeles y de todos los ejércitos celestiales.

Thodos estos términos describen a Dios y ponen el enfoque en Dios y no en el problema mismo, es algo bien difícil, pero con su Espíritu morando en sus hijas es posible. Estas verdades afirman nuestra seguridad en Él, quiero que leamos más textos que nos muestran donde debemos refugiarnos

Proverbios 18:10 El nombre del Señor es torre fuerte, A ella corre el justo y está a salvo.

Isaías 25:4 Porque tú has sido, en su angustia, un baluarte para el desvalido, un refugio para el necesitado, un resguardo contra la tormenta, una sombra contra el calor. NVI

Salmo 91:1-2 El que vive bajo la sombra protectora del Altísimo y Todopoderoso, dice al Señor: «Tú eres mi refugio, mi castillo, ¡mi Dios, en quien confío!» DHH

Nuestra seguridad en tiempos de agitación se encuentra solamente en Dios, y solo en Dios. Solo Él nos puede dar estabilidad, consuelo y paz en medio de la crisis.

Isaías lo dice así

Isaías 26: 3 “Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía”.

La vida segura no es la que no tiene problemas. La vida segura es la que está fundada en Dios, atada a Dios. Hermanas creamos y vivamos estas verdades y nuestra perspectiva cambiará.

La centralidad de Dios en medio de nuestro mundo, loco y desordenado, tal y como lo hemos venido viendo en los últimos tiempos, es lo que nos mantiene cuerdas. Es lo que nos da la fortaleza y nos ayuda a no tocar fondo, como a muchos hoy les sucede, porque sus vidas no están atadas a Dios; sus vidas tienen como fundamento arena movediza, es decir, las circunstancias de la vida. Así que vemos la centralidad de Dios; es todo acerca de Él. Este salmo nos lleva una y otra vez a este grande y trascendente y, poderoso, Dios de Pactos.

El contexto probable

Los salmos 46, 47 y 48 forman un trío que tiene una semejanza de circunstancias entre sí. Celebran una gran liberación que había hecho Jehová para su pueblo. El enemigo que amenazaba al pueblo era Senaquerib, rey de los asirios, quien había exigido a Ezequías tributo, y luego exigió la rendición de Jerusalén, enviando a su general Rabsaces que llevaba un ultimátum. Ezequías puso el asunto delante de Jehová y, bajo la dirección del profeta Isaías, decidió resistir al enemigo. En la misma noche sucedió una liberación notable, y 186,000 asirios fueron muertos. A la mañana siguiente la gran fuerza militar se había retirado a su país. Este relato se halla en Isaías 36:1–37:38; 2 Reyes 18:13–19:37; 2 Crónicas 32:1–23. Se verificó en el 701 a. de J. C. Hay muchos reflejos en estos salmos que recuerdan la Profecía de Isaías. Con esta opinión en cuanto a la época de estos salmos están de acuerdo varios comentaristas.

Una canción

Volvamos a la descripción del salmo, fíjate que es una canción. Miren lo que dice una vez más al principio, dice, “Para el director del coro” este salmo debe ser cantado; el coro debía cantarlo. Es un salmo de los hijos de Coré. Recuerdan que los hijos de Coré eran un grupo de cantantes levitas en Israel.

Era una canción que debía ser cantada, aun cuando los que la estuvieran cantando estuvieran en medio de mucha agitación y de graves problemas. El punto es, cuando estés en problemas, ¡canta! ¡Canta!

Déjame animarte a que cantes cuando estés en la tormenta. Incluso antes de experimentar Su liberación, o de imaginar cuándo ocurrirá esa liberación, el cantar expresa tu fe… fe en que las promesas de Dios en este texto son verdaderas.

Dios es el que dice: “Seré exaltado” cuando tú cantas, estás diciendo, “¡Amén!, sí, creo que eso es verdad, que Dios será exaltado en medio de mi circunstancia”. Y luego, no cantes solo cuando estés en la tormenta, sino que canta después que Él te haya rescatado, después que Él haya calmado las olas y la tormenta. Alábalo por Su liberación y por Su ayuda. Deja que tus problemas sean una oportunidad para componer una nueva canción—una canción de tu vida que lleve gracia a otros mientras diriges a otros también a cantar.

Martín Lutero escribió el himno “Castillo fuerte” Hoy en día conocemos ese himno, está inspirado por el Salmo 46, “Castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo…” Lutero dijo lo siguiente acerca de este salmo:

“Cantamos este salmo para alabanza de Dios, porque Dios está con nosotros y poderosa y milagrosamente preserva y defiende Su iglesia y Su Palabra en contra de todas las potestades espirituales fanáticas, contra las puertas del infierno, contra el odio implacable del diablo, y contra todos los asaltos del mundo, de la carne y del pecado.”

El Señor de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra fortaleza. La canción más grandiosa, más poderosa, puede surgir de los tiempos y de las circunstancias más difíciles de nuestras vidas. Déjame recordarte que cuando estés en medio de una tormenta que te lleve de aquí para allá y que amenaza con abrumarte llenándote de depresión y has encontrado que Él es todo lo que necesitas en medio de la tormenta, podrás cantar aún con más convicción. “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; nuestra ayuda en momentos de angustia.”. ¿Amén? ¡Amén!

Castillo fuerte es nuestro Dios.

Defensa y buen escudo;

Con su poder nos librará

En todo trance agudo.

Con furia y con afán

Acósanos Satán,

Por armas deja ver

Astucia y gran poder;

Cuál él no hay en la tierra.

Síguenos en el siguiente episodio para ser Edificada en Cristo y buscar refugio en Dios

(Tomado de Nancy Leigh DeMoss, 3 al 13 Julio 2017, transcripción de radio. www.AvivaNuestrosCorazones.com)

Carroll Gillis, El Antiguo Testamento: Un Comentario Sobre Su Historia y Literatura, Tomos I-V, vol. 5 (El Paso, TX: Casa Bautista De Publicaciones, 1991), 313.

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