DIOS, MI REFUGIO (Parte IV)

Estamos en Edificada en Cristo, volvamos a leer los primeros 5 versículos del Salmo 46

Salmos 46: 1-5

Dios es nuestro refugio y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

2 Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios,Y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;

3 Aunque bramen y se agiten sus aguas, Aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Selah)

4 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, Las moradas santas del Altísimo.

5 Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba.

Nos hemos deleitado con estas verdades y promesas que dan seguridad a nuestra vida y Glorifican a Dios, ahora avanzaremos un poco más.

LAS NACIONES INESTABLES

Dice el salmo 46:6-7

Salmos 46:6-7 Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos; Dio Él Su voz, y la tierra se derritió.  El Señor de los ejércitos está con nosotros; Nuestro baluarte es el Dios de Jacob.

Llegamos al versículo 6. Es interesante en este Salmo, ver ese “vaivén” de esas dos realidades que hablamos anteriormente, Dios y las tribulaciones.

Hasta que no hayas experimentado algo de lo que dice el versículo 6 que dice que las naciones braman y los reinos se tambalean, que “A su voz, la tierra se derrumba”, no podrás ver quién es ese Dios y todo el gozo vivificante, el río, el refugio, la fuerza y la ayuda que es Él.

En la primera parte del Salmo, vemos este trastorno del reino natural. Esta imagen de las aguas agitadas y las montañas que se arrojan al mar. A veces estas cosas pasan, literalmente, son los desastres naturales. Pero también podemos imaginarnos conmoción en general, turbulencia entre las naciones.

Por otra parte, también vemos cosas que no son tan fáciles de imaginar, pero que contiene la misma idea. Gente en turbulencia, personas sin empleo, personas con problemas de salud, con hijos pródigos, con matrimonios en dificultades, personas con depresión — las naciones braman, los reinos se tambalean. Tienes una sensación en el versículo 6 de confusión y de miedo. Ya hemos hablado de miedo en este Salmo. Versículo 2 dice: “No temeremos aunque la tierra se estremezca.”

Hay una imagen de terror. Las naciones braman, se tambalean los reinos y una sensación de que todo está al revés y en total caos, nos aterroriza. Creo que lo hemos vivido en nuestra nación, realmente es una sensación de confusión e inestabilidad.

En la frase “Braman las naciones” la palabra “braman” es la misma palabra que se usa en el versículo 3 al hablar sobre el estruendo de las aguas. “Es hacer un sonido fuerte, estar en gran conmoción, tumulto o, clamor”. Algunas traducciones dicen: “Las naciones están aterrorizadas” o “Las naciones están en alboroto.” El concepto aquí es que las naciones gimen en el miedo o en el desaliento.

Luego vemos la frase, “Dio Él su voz y la tierra se derritió.” Siempre se trata de Dios. Los caminos de Dios, las obras de Dios, lo que Dios está haciendo, lo que Dios está a punto de hacer, lo que Dios está logrando, y su parte en todo esto. ¿Lo ves? El problema es que planeamos sin Dios.

Aquí vemos a Dios aplicando Su justicia, el cual es uno de sus atributos hermosos en que el concepto de Dios es completamente diferente al que el hombre le da, porque Dios no soporta el pecado, injusticias, inmoralidades y, por lo tanto, aplica Su justicia en la tierra, Dios pronuncia Su voz y se derrite la tierra. Veamos algunos aspectos del juicio de Dios.

Primero

  1. Dios es el Juez de todos, y sus juicios incluyen a toda la humanidad. Por ejemplo:

— Dios juzgó a Adán y Eva, sacándolos del huerto del Edén (Génesis 3).

— Dios juzgó al mundo corrupto del día de Noé, enviando un diluvio que los ahogó (Génesis 6–8).

— Dios juzgó a Sodoma y Gomorra, destruyéndolas con fuego del cielo (Génesis 18–19).

— Juzgó a Egipto, Faraón y los capataces crueles, enviando las diez plagas y las aguas del mar Rojo (Éxodo 7–12, 14).

— Juzgó a Nadab y Abiú (Levítico 10); Coré, Datán y Abiram (Números 16).

— Dios envió a Israel a la cautividad en Asiria (2 Reyes 17); y Judá a Babilonia por causa de la idolatría (2 Reyes 25).

— En los tiempos del Nuevo Testamento, el juicio cayó sobre los judíos, cuando Dios permitió que Jerusalén fuera destruida (70 d.C.), porque rechazó a Jesús como el Mesías (Lucas 19:41–44; 21:20–24). También, el juicio cayó sobre Ananías y Safira porque mintieron a Dios (Hechos 5); sobre Herodes por su orgullo (Hechos 12); y sobre Elimas por oponerse al evangelio (Hechos 13). ¡Dios juzga y castiga la maldad!

Segundo

2. Dios juzga y castiga a pecadores en varias maneras

A veces, castigaba a los hombres directamente del cielo – como el diluvio, las plagas en Egipto y Herodes Agripa I (Génesis 6–8; Éxodo 7–12; Hechos 12:21–23).

En otros tiempos, Dios usaba a soberanos paganos para castigar a Israel, como Nabucodonosor, rey de Babilonia (Esdras 5:12); y las naciones de Asiria y Roma.

Dios también usa al gobierno ordenado para ejecutar sus juicios. Pablo dice que la autoridad civil es también “servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (Romanos 13:4).

Este es el propósito dual del gobierno: el galardonar a los obedientes y el castigar a los desobedientes.

Para ver las referencias de lo anterior dirígete a nuestro sitio web www.edificadaenCristo.com

O busca en la descripción el enlace al texto completo.

No obstante, no todo el juicio se hace en esta vida. Muchos criminales nunca son aprehendidos ni sus crímenes castigados en esta vida. ¿Jamás serán castigados por sus pecados? Las Escrituras dirían: ¡Sí!

Hebreos 9:27 declara: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”.

¡La persona sabia se preparará para aquel día!

Volvamos al texto, Salmos 46:6-7 Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos; Dio Él Su voz, y la tierra se derritió.  El Señor de los ejércitos está con nosotros; Nuestro baluarte es el Dios de Jacob.

Si nos fijamos en la frase “Dio Él su voz”, notamos Su autoridad y el Salmo 29 lo describe muy bien:

Salmo 29: 3-9

3 Voz del Señor sobre las aguas.

El Dios de gloria truena,

El Señor está sobre las muchas aguas.

4 La voz del Señor es poderosa,

La voz del Señor es majestuosa.

5 La voz del Señor rompe los cedros;

Sí, el Señor hace pedazos los cedros del Líbano;

6 Y como becerro hace saltar al monte Líbano;

Y al monte Sirión como cría de búfalo.

7 La voz del Señor levanta llamas de fuego.

8 La voz del Señor hace temblar el desierto;

El Señor hace temblar el desierto de Cades.

9 La voz del Señor hace parir a las ciervas

Y deja los bosques desnudos,
Y en Su templo todo dice: «¡Gloria!».

¡Qué poder, qué autoridad!, este es nuestro Dios, en Sus juicios, Él es glorificado. Él es santo y poderoso y un Dios con quien no se juega. Él es glorificado incluso en medio del juicio, en Su templo, todos claman: “¡Gloria! ¡Gloria!”.

Hay un impulso que tenemos individualmente y que cualquier persona que no entregue su corazón a Dios también tiene, y es el de ser soberano. Y por supuesto, para ser soberano, tienes que sacar a Dios de Su trono, ¿no es verdad?. No solo son personas, sino reinos y gobiernos enteros que se resisten y luchan para no ser gobernados por Dios, y menos que alguien proclame la Biblia o a Cristo, porque inmediatamente se tilda de intolerante o prejuicioso.

Pero tú sabes ¿quién vencerá, cierto? El Cordero, Cristo, por supuesto.

Apocalipsis 17:14 «Ellos pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con Él son llamados, escogidos y fieles».

Bueno, recuerda dos cosas. Una es que Dios permite que Sus enemigos hagan lo que quieran por un breve período de tiempo, pero realmente no son rivales para Él. Cuando Él emite Su voz, los reinos de este mundo tiemblan y sus habitantes se derriten de miedo. Recuerda eso.

Y también recuerda los versículos 7 y 11 de este Salmo, “El Señor de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestro refugio”. Las naciones pelean, los reinos tambalean, la tierra tiembla, sin embargo, aquí está el coro, “El Señor de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestro refugio”.

Todos los poderes creados en el cielo y en la tierra, Él los tiene. Él es el Señor de los ejércitos. Él rescató a Jerusalén de los ejércitos terrenales que buscaban atacar y destruirlos. En última instancia, Dios subyugará a todos Sus enemigos y logrará la liberación de Su pueblo.
El Señor de los ejércitos está con nosotros. Esto significa que Él está de nuestro lado. Su presencia, la presencia de Jehová, el Señor de los ejércitos, Su presencia es una amenaza para nuestros enemigos, pero es reconfortante para nosotras. Él es todopoderoso. Mientras Él está con nosotras, estamos a salvo. Emanuel, Jesús, es el Señor de los ejércitos, Dios con nosotros. Él ha prometido que nunca nos dejará ni nos desamparará.

El Dios de Jacob es nuestro refugio. Jacob, el tercero de los patriarcas judíos: Abraham, Isaac y Jacob. Jacob no fue un héroe espiritual. Él tuvo una vida accidentada. Él era un engañador, pero el Dios de Abraham y de Isaac era su Dios, también.

Él estaba en una relación de pacto, y por eso, el bienestar de Jacob no dependía de su fidelidad o de su propio carácter, sino del de Dios. ¿Y eso no te pone contenta?
El Señor de los ejércitos es capaz de ayudarnos. Él es el todopoderoso. El Dios de Jacob ha pactado ayudarnos por Su amor y por Su misericordia.

Todas podemos ser Jacob, es posible que hayas cometido errores en el pasado como lo hizo Jacob, pero si has puesto tu fe en Cristo, Él es tu Dios, tu fortaleza, y Él nunca te dejará.

Si deseas que el Señor sea tu Dios, tu lugar seguro, contáctanos para guiarte.

Busquemos, Creamos y vivamos plenamente las promesas de Dios, Glorificándolo en nuestros corazones.

Síguenos en el siguiente episodio para ser Edificada en Cristo.

(Tomado de Nancy Leigh DeMoss, 3 al 13 julio 2017, transcripción de radio. www.AvivaNuestrosCorazones.com)

Denver Sizemore, Lecciones de doctrina bíblica, ed. Bob Marsh y Mary Marsh, trans. Susan Calderón, vol. 3 (Joplin, MO: Literatura Alcanzando a Todo el Mundo, 2012), 74.

 

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