DIOS, MI REFUGIO (PARTE II)

Estamos en Edificada en Cristo, en el episodio anterior vimos que la presencia de Dios asegura a su pueblo la protección contra sus enemigos, el Salmo 46 nos enseña a tener a Dios en el centro de nuestra vida, porque Él lo es Todo.  Nuestra seguridad en tiempos de agitación se encuentra solamente en Dios, y solo en Dios. Solo Él nos puede dar estabilidad, consuelo y paz en medio de la crisis.

Hoy hablaremos acerca de los problemas o tribulaciones, no es algo ajeno a la Biblia.

LAS TRIBULACIONES

La Biblia habla continuamente de las tribulaciones o problemas que tendremos mientras vivamos en esta tierra, por eso Dios nos deja Su Palabra para vivirla en la vida real y no a nivel teórico.

Por eso vamos a meditar y a empaparnos del Salmo 46 que ya comenzamos en el episodio anterior, leamos entonces

Salmo 46:1 Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Hay dos realidades de la vida en este versículo, al inicio y al final, ¿cuáles son estas realidades? La primera es Dios y la segunda las tribulaciones. Dios y las tribulaciones—no puedes huir de ninguna de ellas porque siempre están presentes.

En este texto Tribulación es tsará; aprieto, aflicción, angustia, calamidad, conflicto, rival, tribulación, venganza.

Como ves son cosas grandes y nos llegan a todos. Algunas veces nuestros problemas son grandes e inesperados y nos llegan como un tsunami.

A veces esos problemas son más crónicos, que se arrastran por años por meses y son acumulativos. No es nada grave, pero es la suma de muchas cosas que se juntan y que mientras caminas a través de ellas te hacen sentir ahogada de problemas.

Uno piensa que no va a ser capaz de sobrevivir; sin embargo, estos son los momentos que necesitamos a alguien más fuerte que nosotras mismas, y debemos volver al principio del versículo: DIOS

Elohim El Todopoderoso Dios. En el principio, Dios, Elohim, creó los cielos y la tierra. Él es el que creó y controla todas las fuerzas de la naturaleza. Nada en este mundo pasa por casualidad o fuera de Su conocimiento y Su control. Él es el que sustenta este mundo. Todo lo sostiene y eso nos incluye a nosotras.

¡Elohim! ¡Dios! Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza en el tiempo de la tribulación. Él es el punto inicial. Él es el punto de referencia en un mundo con circunstancias cambiantes. Además, él es más real que cualquier circunstancia, que cualquier problema que pueda afectar tu vida o la mía este día, o en los días venideros.

El punto de este salmo, comienza con Dios. Creo que el motivo es para decir, “empieza con Dios” porque nuestra tendencia es a comenzar viendo nuestros problemas, concentrándonos en ellos, ver todas las aristas y volver una y otra vez hacia la tribulación.

Este pasaje nos anima a comenzar con Dios. “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Él es a Quien necesitamos en las tribulaciones.  A menudo pensamos en todas las otras cosas que necesitamos o que desearíamos tener: una solución, un alivio, alguien que se compadezca de nosotras, que pase pronto la pena, escapar pronto de la realidad. Pero este pasaje dice, “No, búscalo a Él, Él es nuestro refugio”.

Me encanta que no solo dice que Él es un refugio, o una fortaleza, una fuerza, o una ayuda. Él no es impersonal o genérico. Él es un Dios personal que quiere venir al rescate y ser ayuda para Su pueblo que está en problemas.  Dios es nuestro refugio. Un refugio es una persona o un lugar al cual uno va a buscar un baluarte o una defensa o protección.

(Baluarte: Construcción de forma pentagonal que sobresale en el ángulo de unión entre dos lienzos o partes de muralla. Es un recinto fortificado para resistir ataques enemigos)

Pienso en esas ciudades de refugio que había en el Antiguo Testamento, a las cuales la gente con alguna situación angustiosa podía escapar para encontrar seguridad y protección.  Dios no solo nos provee un lugar de refugio, sino que Él mismo es nuestro refugio, nuestro lugar seguro. Él es quien nos protege, quien nos cobija y quien nos provee alivio del peligro y de la ansiedad.

Bueno, pues, Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza. Él es nuestra fuente de apoyo mental y emocional cuando lo necesitamos. Porque somos débiles e indefensas, somos frágiles. Y necesitamos Su fortaleza. Él provee un poder divino a nuestra debilidad.

Y debo señalar que a veces Dios nos escuda y nos protege de problemas. Pero otras veces Él ordena que pasemos por esa tormenta y Él nos provee la fortaleza para soportarla.

¿Cuándo es que nos damos cuenta de que en realidad somos débiles? Es cuando estamos en problemas, ¿no es así? Nuestra debilidad pone de manifiesto Su poder. Provee una oportunidad para que Él muestre Su fortaleza, pero aquí hay un importante recordatorio, Dios solo resulta ser un refugio a todos aquellos que realmente ponen su confianza en Él.  Su fuerza es experimentada solo por aquellos que conocen y reconocen su debilidad y su necesidad de Él.

Un ejemplo de esta convicción es Pablo mismo en 2 Corintios, en el capítulo 1 habla que Dios es Consolador en medio de la tribulación, aflicción, sufrimientos, él y los que lo acompañaban habían pasado estas cosas.

Habían perdido la esperanza de salir vivos,

2 Corintios 1:9 De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.

Pablo y sus compañeros vivieron peligro físico, sin embargo, la lección era no confiar en sus propias fuerzas, en sus capacidades, sino que confiar en Dios.

Así que ponte a pensar en problemas recientes que puedas estar experimentando. Permíteme preguntarte: ¿Hacia dónde corriste para auxilio? ¿Hacia dónde te has estado dirigiendo para buscar refugio? ¿Estás buscando refugio y confiando en alguien o algo diferente que no sea Dios? Si es así, esos seres humanos, o esos refugios físicos… ¿Acaso han sido capaces de protegerte? ¿Han sido capaces de defenderte o de ayudarte?

Dios es “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”, esa palabra pronto sugiere la mejor calidad, mucho, muy, demasiado.

De hecho, la traducción de la versión en inglés lo expresa de esta forma: “En Él encontramos una ayuda excepcional durante las tribulaciones”. No es algo moderado, o bastante bueno; no es ‘algo’ de ayuda, sino una ayuda dispuesta, presente, rápida, abundante, excepcional.

Él está presente en la tribulación. La palabra presente sugiere que es ahora. Nos indica que Él está cerca, que está accesible para ayudar. Literalmente. Cuando lo necesites, cuando sea que necesites la ayuda, ¡Él está allí, Él está ahí!

Regresa el tiempo y cuenta todas las veces que Dios te ha ayudado a ti o a otra persona, encontrarás que su ayuda ha sido comprobada, y, por tanto, no hay ninguna razón para temer que ahora él fallará en ayudarte. Porque Él es confiable.

Al ver los próximos versículos en estos días vamos a ver la descripción de las angustias y los desastres inimaginables, justo aquí en Salmo 46.

La mejor manera de prepararte para las catástrofes inevitables de la vida es basar tu corazón en la verdad de quién es Dios antes de que llegue la tribulación. Ahora, si no lo has hecho antes, nunca es tarde— vuélvete a Él, entrégale tu corazón. Pero la mejor manera de prepararse para la tribulación es con anticipación; fundamentando el  corazón en la verdad de quién es Dios; desarrollar una confianza que asegure que Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestra pronta ayuda en tiempo de necesidad.

Y entonces, cuando el problema llegue, que tu reacción inmediata sea que corras hacia Él; que Él sea tu refugio, tu fuerza, tu socorro.

¿Tienes problemas? ¿Quizás problemas pequeños?  ¿O tal vez hay grandes problemas que están rompiendo tu corazón? 

Hay problemas que no podemos controlar, problemas que no podemos arreglar, problemas que no podemos cambiar. Pero Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestra ayuda para hoy, para ahora mismo. Él será también nuestra fuerza, nuestro refugio, nuestra ayuda para los problemas en el día de mañana y mucho después.

Hermanas, no podemos conocer que Dios lo es todo y todo lo que Él es capaz de hacer hasta que estemos en problemas; hasta que nos sentimos desesperadas y necesitadas. En la debilidad es cuando se manifiesta el poder de Cristo. No es hasta que llega ese momento que sabemos que realmente Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza y nuestra ayuda.

Estás ahora en angustia, ora, clama a Dios, derrama tu alma delante de Él, busca a hermanas fieles para que oren contigo, busca tu Biblia, léela aún en medio de las lágrimas para que tus pensamientos vayan hacia Cristo y no hacia tus problemas, enfócate en lo que Dios hará con tu problema.

No pierdas tu fe en medio de tus tribulaciones, síguenos en el siguiente episodio para seguir llenándote de la enseñanza del Espíritu Santo a través del Salmo 46 y ser Edificada en Cristo.

(Tomado de Nancy Leigh DeMoss, 3 al 13 Julio 2017, transcripción de radio. www.AvivaNuestrosCorazones.com)

Pedro Ortiz V., Lexico Hebreo-Español y Arameo-Español (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 2000).

James Strong, Nueva concordancia Strong exhaustiva: Diccionario (Nashville, TN: Caribe, 2002), 115.

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