LA MUJER CRISTIANA (PARTE III)

Estamos en Edificada en Cristo.

 En la sesión anterior hemos resaltado dos características de la feminidad bíblica que nos diferencian del varón, que son la delicadeza y desarrollar vínculos. En esta sesión veremos dos características más que dan Gloria a Dios.

Tener un espíritu receptivo y sensible es parte integral de lo que significa ser mujer[1]

Una mujer piadosa es una mujer “sumisa”, una mujer conforme, que dice sí. Tiene la predisposición a responder positivamente a los demás, en particular, a la iniciativa de un hombre piadoso. Es “dócil”, no es obstinada cuando recibe instrucciones. Es “seguidora”. Es una mujer que responde a la iniciativa del hombre.

Tenemos un ejemplo de docilidad en la misma Eva,

Génesis 2: 22-23 De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre.

23 Y el hombre dijo: «Esta es ahora hueso de mis huesos,
Y carne de mi carne.
Ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada».

Génesis 3: 20 El hombre le puso por nombre Eva a su mujer, porque ella era la madre de todos los vivientes.

Recordemos que Adán fue responsable de poner nombre a los animales y que, por lo tanto, tenía autoridad sobre ellos, Adán entendió la responsabilidad que Dios le había dado de liderar, proteger, proveer y servir a su casa. De modo que cuando Dios le presentó a su esposa, inmediatamente asumió la responsabilidad de servir a su esposa y ponerle un nombre propicio para ella.

Ahora, ¿cuál crees que fue la respuesta de Eva? La Biblia no lo dice, a la luz del feminismo la respuesta debió haber sido de protesta, no habría estado nada de contenta con que alguien le pusiera nombre, sin embargo, no vemos esta reacción porque simplemente ella respondió como Dios esperaba: con gozo y respeto. Adán tomó la iniciativa y Eva respondió.

1 Pedro 3: 3-4 Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea lo que procede de lo íntimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios.

Este espíritu tierno y sereno es completamente contrario a lo que la sociedad espera de la mujer y de un hombre, los incrédulos nos quieren hacer creer que los principios bíblicos convierten a las mujeres en personas débiles, pasivas, sin cerebro, que acceden sin reparos a los caprichos de hombres controladores. Pero nada puede estar más lejos de la verdad.

Dios espera que seamos mujeres con carácter dominado por el Espíritu Santo, fuertes, brillando con sabiduría, guiadas por Él, y Dios no quiere que sus hijas sean mujeres sin carácter, débiles o apocadas. Él no viola nuestra personalidad. ¡Y no quiere que seamos receptivas de lo incorrecto! Eva fue receptiva a la serpiente y, por lo tanto, fue engañada. Que no sea así con nosotras, digamos SI al plan de Dios.

Crear un lugar para engendrar vida y criar a su hijo es parte integral de lo que significa ser mujer.[2]

 Las mujeres están especialmente dotadas para hacer de una casa un hogar (un nido). Procrear, dar a luz, criar hijos.

La mujer fue creada dentro de los límites del huerto: el “hogar” donde Dios había colocado a su esposo. Este detalle es importante, ya que las Escrituras indican que el manejo de la casa es el ámbito distintivo de responsabilidad de la mujer.

Tito 2: 4-5 para que puedan instruir a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a que sean prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.

1 Timoteo 5:14 Por tanto, quiero que las viudas más jóvenes se casen, que tengan hijos, que cuiden su casa y no den al adversario ocasión de reproche.

Por favor, no me malinterpretes. La mujer tiene la responsabilidad “distintiva” de manejar su hogar, pero no la responsabilidad “exclusiva” de encargarse de todo. Esto no implica que el esposo y demás miembros de la familia no deban o no puedan colaborar, sino que así como Dios diseñó al varón con una inclinación al trabajo, distinta a la de las mujeres, asimismo diseñó a la mujer con una inclinación al hogar y las relaciones personales, distinta a la de los hombres.

La Biblia enseña que Dios creó a la mujer con una “inclinación” distintivamente femenina por el hogar. “Trabajar en casa” es una de las diez cosas más importantes que una mujer mayor necesita enseñar a las jóvenes (Tito 2:4-5). La Escritura anima a las mujeres jóvenes a que “gobiernen su casa” (1 Timoteo 5:14). Alaba a la mujer que “está atenta a la marcha de su casa” (Proverbios. 31:27, NVI) y señala de forma negativa a la mujer que nunca está conforme con quedarse en el hogar, cuyos “pies” no permanecen en la casa (Proverbios 7:11).

La cultura occidental moderna desvaloriza en gran manera lo que sucede en el hogar. Ve el trabajo doméstico como una multitud de tareas sin sentido como lavar los baños, limpiar los pisos, planchar la ropa… cosas que hasta un mono entrenado podría hacer. Pero toda mujer sabe que formar un hogar va mucho más allá de la suma de las tareas que incluye.

Formar un hogar no es cumplir con las tareas de una lista de quehaceres o llenar un hogar con posesiones materiales; tiene que ver, principalmente, con las personas que lo componen. Es crear un lugar cálido, estimulante, ordenado y estable, que promueva el bienestar y fomente el crecimiento físico, emocional, mental y espiritual. Es ser hospitalaria. Es prestar un servicio. Es tener comunión. Es cultivar relaciones. Y Dios ha dotado especialmente a las mujeres para estas cosas.

Para una mujer soltera, su “hogar” será donde la hospitalidad resaltará y donde el servicio a los demás se demostrará con un almuerzo, con invitaciones a estudios bíblicos o a tomar un café por la mañana, son distintas maneras de cobijar y formar un nido para otros.

Ser Ayuda Idónea es parte integral de lo que significa ser mujer[3] 

Génesis 2: 18 Entonces el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada» NBLA

Génesis 2: 18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. RVR1960

Contrario a lo que algunos sugieren, “ayuda” no es un término degradante que indique un estatus inferior, o el tipo de ayuda que se ofrece en asuntos triviales. La palabra hebrea (ezer) es una palabra poderosa. Se usa muy a menudo con referencia al Señor como nuestra ayuda. Un “ezer” ofrece una ayuda absolutamente necesaria. Aquí te dejo una lista algunos versículos que hacen referencia a Dios como nuestro ayudador[4]:

Él defiende: Éxodo 18:4 «[Moisés]… había dicho: El Dios de mi padre fue mi ayuda, y me libró de la espada de Faraón».

Él mira y acoge al desvalido: Salmos 10:14 «Tú lo has visto; porque has contemplado la malicia y la vejación, para hacer justicia con tu mano. A ti se acoge el desvalido; tú has sido amparo del huérfano».

Él sostiene: Salmos 20:2 «Que desde el santuario te envíe ayuda, y desde Sion te sostenga».

Él ayuda y protege: Salmos 33:20 «Nuestra alma espera al Señor; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo».

Él libera de la angustia: Salmos 70:5 «Más yo estoy afligido y necesitado; oh Dios, ven pronto a mí. Tú eres mi socorro y mi libertador; Señor, no te tardes».

Él rescata al pobre, al menesteroso y al débil: Salmos 72:12-14 «Porque él librará al necesitado cuando clame, también al afligido y al que no tiene quien le auxilie. Tendrá compasión del pobre y del necesitado, y la vida de los necesitados salvará. Rescatará su vida de la opresión y de la violencia, y su sangre será preciosa ante sus ojos».

Él consuela: Salmos 86:17 «Porque tú, oh Señor, me has ayudado y consolado».

El rol de ayuda idónea que tiene la mujer implica fortaleza. Ella está llamada a apoyar el liderazgo del hombre y a facilitarle su funcionamiento en el rol que Dios le asignó. Ella está para defender, ayudar, proteger, socorrer al débil y al necesitado, para consolar. Todas estas palabras se relacionan con la imagen de Dios que la mujer lleva plasmada de una manera especial y femenina.

El propósito de la mujer al ayudar al hombre no es el de exaltarlo. Realmente no se trata en absoluto de él o de ella. Su ayuda contribuye a ambos a alcanzar un mayor y noble propósito eterno, que es mucho más grande y significativo que su propia existencia. Ella trabaja y sirve a su lado para el mismo propósito que el del hombre. ¿Y cuál es ese propósito? La gloria de Dios. La mujer ayuda al hombre a cumplir el propósito de exaltar y manifestar la asombrosa magnificencia del evangelio de Jesucristo.

Hemos visto varias características esenciales de una mujer:

  • Delicadeza
  • Capacidad para desarrollar fuertes vínculos relacionales
  • Un espíritu sensible y receptivo
  • Predisposición a crear un lugar para cultivar y fomentar la vida
  • Ser una ayuda

Una cosa es entender el ideal de Dios, y otra es llevarlo a la práctica en un mundo corrompido y fracturado por el pecado. No obstante, espero que estas verdades bíblicas hayan abierto tus ojos al significado de la verdadera feminidad y masculinidad, ¡y hayas podido vislumbrar la belleza de Su diseño divino!

Si estamos en una realidad donde el abuso, el maltrato, el desprecio entre hombres y mujeres es tal, que en ocasiones es difícil creer que el llamado a la mujer a someterse a su esposo pudiera venir de parte de Dios, de un Dios bueno y sabio. Podemos confiar sin temor en el plan perfecto de Dios para nosotras, si adoptamos, creemos y vivimos estas enseñanzas, la paz de Dios llenará nuestros corazones.

Síguenos en el siguiente episodio para ser Edificada en Cristo.

[1] Mujer Verdadera, 101, Diseño Divino, pág. 84-87. Nancy Leigh Demoss, Mary Kassian.

[2] Mujer Verdadera, 101, Diseño Divino, pág. 88-92. Nancy Leigh Demoss, Mary Kassian.

[3] Mujer Verdadera 101, Diseño Divino, pág. 93-97. Nancy Leigh Demoss, Mary Kassian.

[4] Mujer Verdadera. El maravilloso diseño de Dios para ti. Laura González de Chávez, pág. 37.

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