UN MUNDO QUE SE TAMBALEA (PARTE II)

En la primera parte de este tema vimos la necesidad de estar arraigadas en Cristo ante un mundo que se tambalea, porque Cristo es Todo, tiene Toda Autoridad, Todo fue creado por él y para él.

Me surge hacerte esta pregunta, ¿Estás en Cristo? ¿Has creído en el evangelio de Cristo? Si aún no estás segura de lo que esto significa, te invito revisar los recursos añadidos en el post de esta serie en www.edificadaencristo.com o escríbenos para ayudarte.

Estar arraigada en Cristo, significa tomar todos los nutrientes de Él, significa crecer a través de la enseñanza de Cristo y de la comunión con Él. Llenar nuestra mente de la “palabra de Cristo” alimentarnos de Su sabiduría de una manera intencional y constante, buscar vivir en Cristo, hacer elecciones conforme a Cristo, dejando que esa Palabra more abundantemente en nosotras.

En esta sesión identificaremos como Arraigarnos en la presencia de Dios ante un mundo que se tambalea

Arraigadas en la presencia de Dios

Al comenzar a leer la Biblia desde el Génesis en el Antiguo Testamento aprendemos acerca de Dios, aprendemos de Su carácter, su Santidad, como Él Es. Además, aprendemos cómo formó y amó a Su pueblo Israel, como le dio leyes, mandamientos únicos, que los diferenciarían de las demás naciones, no solo les dio el mandamiento, sino que les dijo cómo aplicarlo en la vida diaria, así era como Dios estaba preparando corazones hasta la venida de Cristo.

A medida que vamos leyendo, nuestro amor a Dios va creciendo y profundizándose. Dentro de lo que vivió Israel como pueblo veremos que pecaron, luego Dios los afligía, ellos se arrepentían, se restauraban y así en forma cíclica. En uno de estos eventos de incredulidad, Dios llevó al pueblo a vagar 40 años por el desierto.

Pasados estos 40 años y ya muerta esa generación, Moisés le hablo a la siguiente generación, y les dio instrucciones de parte de Dios de cómo debían vivir en la tierra y de todo lo que debían hacer. Y nos encontramos con Deuteronomio, que trata de discursos de Moisés antes que el pueblo entrara a la tierra prometida

Deuteronomio 10:20 «Temerás al Señor tu Dios; le servirás, te llegarás a Él y solo en Su nombre jurarás».

Deuteronomio 13: 4 «En pos del Señor su Dios ustedes andarán y a Él temerán; guardarán Sus mandamientos, escucharán Su voz, le servirán y a Él se unirán».

Aquí vamos a destacar dos palabras “te allegarás” y “se unirán”, las cuales dan la idea de adherirse, pegarse, aferrarse, agarrarse. La enseñanza aquí al aferrarnos nos pone pegadas a Dios, atadas a Él, es algo personal e íntimo, es un mandamiento y una invitación.

Que Él nos quiera muy cerca todo el tiempo es un regalo. Fuimos creadas para aferrarnos a Dios, para andar íntimamente con Él, para perseverar en Su presencia.

Quiero presentarte 3 formas para estar arraigadas a Dios

1. Tenemos que permanecer en Su Palabra

El permanecer en Su Palabra, significa primero comenzar a leer la Biblia, y luego aferrarse a Sus verdades, a Sus Promesas, las cuales rondaran nuestros pensamientos y saldrán a la luz en cada circunstancia de la vida por medio del Espíritu Santo que va guiando nuestros pensamientos y acciones hacia la Palabra de Dios.

Cuando te aferres a Dios estarás preparada para el periodo de angustia, decepción o frustración.

Tenemos un ejemplo en Josué cuando Dios lo estaba preparando para la tarea de hacer entrar al pueblo de Israel a la tierra prometida.

Josué 1:9 ¿No te lo he ordenado Yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas». NBLA

Josué 1:9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. RVR 60

Josué había sido preparado por Moisés, sin embargo, podía estar temeroso de la gran tarea que tenía por delante, requería valentía, seguridad en las promesas de Dios, y aquí Dios lo confirma “Yo estaré contigo”, muchas veces. Recordemos que no estaba su mentor Moisés y seguramente no se sentía apto para la tarea, pero Dios lo arenga “Se fuerte, se valiente”.

Es como si Dios le pusiera su mano en el hombro y lo consolara ante la muerte de Moisés, le recuerda su misión.

Josué 1:5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Así como estuve con Moisés, estaré contigo. No te dejaré ni te abandonaré

No está Moisés, pero estoy YO, dice el Señor. Así era como Josué estaría arraigado y permanecería arraigado, porque sabía que el Señor estaría con él. Los pasajes como estos nos mantienen afirmadas, arraigadas en la presencia de Dios. Él nos recuerda que Él está con nosotros. Jesús dijo: «Yo estoy con ustedes siempre».

Cuando tú sabes que el Señor está contigo, no tienes que estar desesperada por algún diagnóstico inesperado, por un  matrimonio que se derrumba, por la puerta cerrada o cualquier situación que sea, porque el Señor está contigo.

Es absolutamente necesario mantenernos en la Palabra de Dios, leerla, sumergirnos en ella, conocer a Dios, conocer cómo trató Dios a Su pueblo, lo que espera de nosotras, todo eso lo encontramos en Su Palabra. Nuestra labor es escuchar Su voz y acallar nuestros pensamientos para que Su Palabra penetre en nuestro corazón por la obra del Espíritu Santo.

 2. Mantente hablándole al Señor

Podrá haber dicho, «ora», pero nosotras, cuando oramos agregamos nuestras propias ideas y formalidades, tenemos que tener un lugar específico, una postura; pero cuando tú estás con el Señor, el Señor está contigo todo el tiempo y puedes hablarle todo el tiempo, y sobre todo tema. Al estudiar pidámosle entendimiento, cuando estamos cansadas digamos, «tengo que hacer esto y lo otro, por favor dame fuerzas». Cuando nos hace falta sabiduría para hablar a alguien, preguntémosle al Señor, «¿qué le digo? ¿Qué le contestó?»

1 Tesalonicenses 5: 17 Oren sin cesar.

Parece imposible, pero así es como oramos, sin cesar, llevándole todo a Dios. Cuando la oración es tu estilo de vida vas a estar arraigada. Y si tienes el hábito de llevar todas las frustraciones del día y las decepciones al Señor, cuando llegas a una gran situación difícil, vas a ir directo a la presencia de Dios.

Ana es un ejemplo de esto; en 1 Samuel ella estaba casada con Elcana quien tenía dos mujeres: Ana y Penina. Penina tenía hijos de Elcana, y Ana no tenía hijos. Ana era aquella que era amada por Elcana. Él la favorecía, así que ya saben cómo se sentía Penina. 1ª Samuel, dice que Penina provocaba a Ana. Ana estaba muy angustiada y lloraba amargamente. Un día iban a Silo a adorar, y en este viaje en particular, Ana no podía más. Penina la estaba provocando, Ana estaba llorando, no podía comer, y se levanta y va la casa del Señor. 

1 Samuel 1: 10 «ella, muy angustiada, oraba al Señor y lloraba amargamente».

Este es un gran ejemplo de Ana, ¿A dónde fue en su angustia? Delante de Dios en oración, así es como nos aferramos a Dios, poniendo todo delante de Él. Llévale tu corazón roto, tus lágrimas al Señor. Él se preocupa por ti, Él quiere oírte. Ana le pidió al Señor un hijo y le dijo que se lo dedicaría al Señor. Y oró en silencio, pero tan fervientemente, que Elí pensaba que ella estaba borracha. Pero analicen el siguiente versículo

1 Samuel 1:15 Pero Ana respondió: «No, señor mío, soy una mujer angustiada en espíritu. No he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante del Señor.

¿Cuándo fue la última vez que derramaste tu alma delante del Señor? Nadie te entiende cómo Él te entiende. Nadie te ama como Él te ama. Elcana amaba a Ana, pero él no podía hacer nada por ella en ese momento. Ella necesitaba la paz, el poder y el consuelo que solamente el Señor le podía dar. Él es el único que puede restaurar nuestra alma.

Y mira lo que pasó, luego de ese tiempo de estar en la presencia de Dios derramándose delante de Él, veamos lo que paso con ella.

1 Samuel 1:18 «Halle su sierva gracia ante sus ojos», le dijo ella. Entonces la mujer se puso en camino, comió y ya no estaba triste su semblante.

Ella no sabía si Dios iba a contestar su oración, pero Dios le dio eventualmente un hijo; pero en ese momento no estaba contestada su oración. Eso no fue lo que la afirmó, sino estar en Su presencia, eso fue lo que afirmó su corazón. Quiero que entendamos esto: no necesitamos que las cosas cambien para estar arraigadas, no nos arraigamos porque Dios contestó una oración, nos afirmamos en Dios mientras esperamos en Él por el poder de Su presencia. Ana no fue la única que tuvo que esperar por Dios.

Jesús hizo lo mismo.

Lucas 5:15-16 «Su fama se difundía cada vez más, y grandes multitudes se congregaban para oír a Jesús y ser sanadas de sus enfermedades. Pero con frecuencia Él se retiraba a lugares solitarios y oraba».

¿Tenemos tiempo para estar a solas con el Señor? Si el Señor Jesús necesitaba tiempo delante del Padre cuando caminó en la tierra, ¿cómo nosotros no? Derrama tu alma delante de ÉL.

La tercera forma de estar arraigada en Dios es

3. Alabar y dar gracias a Dios

1 Tesalonicenses 5: 16-18 Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús.

Estas cosas son cosas que tenemos que hacer todo el tiempo, cosas que nos traen a la presencia de Dios. Hemos hablado de la oración, pero estas tres cosas son maneras poderosas de estar arraigadas en cualquier situación.

¿Has notado que cuando alabas y das gracias, tu temperamento cambia? Podríamos estar llorando y decir, «Señor, esto es duro, es difícil, yo no entiendo lo que está sucediendo, no entiendo por qué no contestas mi oración, pero te alabo porque eres fiel; y te doy gracias porque Tú vas a obrar bien a través de esto». Y mi espíritu se levanta, ahí mismo estoy arraigada en la presencia de Dios, meditando en quién es Él y en Sus promesas.

Regocíjense con alabanza. Esta es una buena forma de estar afirmadas en Su presencia. Esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús, esto trae gloria a Dios, cuando nos regocijamos y damos gracias y oramos. Pero el Señor dice que eso es bueno para nuestra alma también. Él sabe que eso nos mantiene afirmadas en Su presencia, que es donde necesitamos estar. Y ese es el corazón de este mensaje.

Eso no significa que no serás sacudida por las circunstancias, pero sabrás cómo estar arraigada cuando vengan esos tiempos. Vas a saber cómo correr a la presencia de Dios y, aun así, quizás te encuentres orando esta oración, «Señor, ayúdame a aferrarme a Ti».

Ante un mundo que se tambalea, puedes descansar sabiendo que Dios siempre está contigo.

Mencionamos tres formas prácticas en que nos aferramos a Dios para permanecer firmes en un mundo que se tambalea:

  • Permaneciendo en la Palabra
  • Permaneciendo en oración
  • Permaneciendo en alabanza y gratitud

¿Estás dispuesta a permanecer firme en el Señor en un mundo que se tambalea? ¿Dirás, «sí, Señor»?

En el siguiente episodio Dios no nos ha dejado solos para vivir conforme a Su voluntad, sino que nos ha Él nos ha dado una comunidad, síguenos para ser Edificada en Cristo.

Tomado de Nancy Leigh DeMoss, junio 24 a julio 11, 2022, transcripción de radio. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

 

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